Aquel 28 de febrero de 1980 fue reivindicativo. Fue extremadamente reivindicativo y, con gobiernos de la Junta de Andalucía convencidos de aquel significado, Andalucía comenzó a caminar por la senda del progreso económico, de la justicia social y de la cohesión territorial. En cuarenta y tres años transcurridos, hemos sido testigos de distintas y dispares velocidades a la hora de avanzar, pero nunca se dio el caso, como el que en estos momentos vivimos, de una frenada y un retroceso. De ahí que reivindiquemos el sentido originario del 28 F porque, de esta manera, cabe la esperanza de recuperar lo que significó y lo que debe significar para Andalucía.
Andalucía no es una palabra vacía, sino personas, seres humanos, hombres y mujeres que habitan nuestra tierra. Andalucía no es nada sin los andaluces y andaluzas que en ella vivimos y convivimos. Cuando hablamos de Andalucía estamos hablando de sus gentes, de sus problemas, de sus esperanzas, de sus derechos, de sus planes de futuro, de las ganas de querer seguir viviendo en su tierra… Y a Andalucía se la defiende pueblo a pueblo, municipio a municipio.
Como alcalde de Montilla, mi defensa de Andalucía solo la entiendo desde la defensa de Montilla y desde los valores originarios del 28 F. Por eso, para Montilla, el 28 F es reclamar de la Junta de Andalucía que cumpla su compromiso de financiar la parte que le corresponde de las obras para la construcción de su ronda norte, porque esas infraestructuras de comunicación son vitales para nuestra ciudad, solucionarían los problemas de movilidad y circulación en el casco histórico, pondrían en valor terrenos para la construcción de vivienda protegida y nuevas zonas verdes y espacios para equipamiento sociocultural, generarían desarrollo económico, potenciarían al tejido productivo y empresarial de la ciudad y cohesionarían los distintos barrios… Por eso, para Montilla, el 28 F es estar al lado de los profesionales que trabajan en su Hospital Comarcal y defender el derecho a la salud de la población de la Campiña Sur, no aceptando los recortes de gasto público en sanidad que la Junta de Andalucía está aplicando y que curiosamente van paralelos a bajadas de impuestos a las rentas altas.
Como alcalde, creo que 28 F deben ser los 365 días del año. Porque no debemos caer en el error de permitir que el 28 F, el Día de Andalucía, se convierta en un símbolo vaciado de contenido y que simplemente cuente en el calendario como un día festivo más. El 28 F debe ser útil para Andalucía para hacer que tomemos conciencia de lo que está ocurriendo y poder actuar de manera coherente con lo que queremos defender, demostrando, como en aquel 28 de febrero de 1980, que sabemos hablar con una sola voz, la voz de la democracia, a la hora de decidir el mejor camino para seguir avanzando.